domingo, 11 de febrero de 2018

Una foto, una historia.

Eso dicen, una foto una historia.

La verdad que todos los edificios-ruinas que retrato la tienen, pero éste, es más cercana a mí.
La mañana de éste sábado me llaman unos amigos a pasear con nuestros equipos, buf, menuda alegría, puede que sea la primera vez que salga este año, para por la noche claro, fines de semana nublados y con mal tiempo han tenido la culpa.  
Y además ni planificar ni localización ni nada, tan de moda ahora. Tras un café en la localidad de Calanda, partimos hacia Castellote, Teruel, para luego ir a Santolea, localidad perteneciente al municipio del citado Castellote. Dicha localidad abandonada tras la construcción de un embalse entre 1970 y 1972. para almacenar las aguas del río Guadalope.
Tras unas fotografías diurnas y un bocadillo en Castellote mientras llegaba la oscuridad nos ponemos al lío, vamos que fusilamos el pueblo a disparos fotográficos que dice uno de los que me acompañan.
Pues la historia de esta foto, la Escuela de Santolea, viene por conocer personalmente a uno de los ilustres alumnos que en ella estudió.